Los árboles - siendo muchos
de ellos de más de quinientos años de antigüedad
- son inspeccionados constantemente. Una vez maduras,
se efectúa la recolección de las aceitunas
sin dañar al fruto
para no perjudicar la calidad del aceite. Golpes o cortes
en la aceituna acelerarían el proceso de oxidación
o incluso fermentación de la aceituna, con las
fatales consecuencias que esto supondría para la
calidad del aceite final.
Posteriormente las aceitunas
son molturadas en frío bajo condiciones de extrema
limpieza. La baja acidez es un factor esencial para que
el aceite sea más aromático y de mejor sabor.
Para la obtención de un litro de este aceite son
necesarios entre diez y doce kilos de aceitunas.